La poesía establece una comunicación profunda, que representa uno de los privilegios más notables que puede disfrutar
el hombre.
A través de ella logramos desprendernos de cierta coraza infértil, que, posiblemente por el agobio de lo cotidiano, nos
separa de las innumerables facetas, espirituales y materiales, que conforman el mundo que nos rodea.
Es imposible, por el subjetivismo que encierra, determinar una antología poética, donde podamos afirmar que se incluye
lo mejor de tal o cual período o escuela.
De hecho, no todos los lectores "sentirían" de idéntica forma los poemas propuestos.
Incluso, copiando de algún modo el decir de Heráclito y su río, dichos poemas podrían "llegarle" mañana de
un modo distinto al de hoy a los ojos y el alma de quien lee.
Más disparatado aún, sería creer que nos alcanzaría la vida para tan ambiciosa empresa: compilar una antología universal
de la poesía, sin límite de tiempo.
Mi humilde y mesurado intento, en esta sección, ha sido compartir las obras que me agradan, sin considerar reglas que
pudieran limitar la propuesta.
Los invito a recorrer estas creaciones.
OVILLEJOS
¿Quién menoscaba mis bienes?
¡Desdenes!
¿Y quién aumenta mis duelos?
¡Los celos!
¿Y quién prueba mi paciencia?
¡Ausencia!
De este modo en mi dolencia
ningún remedio me alcanza,
pues me matan la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.
¿Quién me causa este dolor?
¡Amor!
¿Y quién mi gloria repuna?
¡Fortuna!
¿Y quién consiente mi duelo?
¡El cielo!
De este modo yo recelo
morir deste mal extraño,
pues se aúnan en mi daño
amor, fortuna y el cielo.
¿Quié mejorará mi suerte?
¡La muerte!
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
¡Mudanza!
Y sus males, ¿quién los cura?
¡Locura!
De este modo no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.
*
ESTAS QUE FUERON
Estas que fueron pompa y alegría
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana
durmiendo en brazos de la noche fría.
Este matiz que al cielo desafía,
iris listado de oro, nieve y grana,
será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día!
A florecer las rosas madrugaron,
y para envejecerse florecieron:
cuna y sepulcro en un botón hallaron.
Tales los hombres sus fortunas vieron:
en un día nacieron y expiraron,
que pasados los siglos horas fueron.
*
José de Espronceda
CANCION DEL PIRATA
Con diez cañones por banda, viento en popa,
a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín. Bajel pirata que llaman, por su bravura, El Temido, en
todo mar conocido del uno al otro confín.
La luna en el mar riela en la lona gime el
viento, y alza en blando movimiento olas de plata y azul; y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa: Asia
a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul:
Navega, velero mío sin temor, que ni enemigo
navío ni tormenta, ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor.
Veinte presas hemos hecho a despecho del
inglés y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies.
Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios
la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar.
Allá muevan feroz guerra ciegos reyes por
un palmo más de tierra; que yo aquí tengo por mío cuanto abarca el mar bravío, a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa, sea cualquiera, ni bandera de
esplendor, que no sienta mi derecho y dé pechos mi valor.
Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios
la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar.
A la voz de "¡barco viene!" es de ver cómo
vira y se previene a todo trapo a escapar; que yo soy el rey del mar, y mi furia es de temer.
En las presas yo divido lo cogido por
igual; sólo quiero por riqueza la belleza sin rival.
Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios
la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar.
¡Sentenciado estoy a muerte! Yo me río no
me abandone la suerte, y al mismo que me condena, colgaré de alguna antena, quizá en su propio navío
Y si caigo, ¿qué es la vida? Por perdida ya
la di, cuando el yugo del esclavo, como un bravo, sacudí.
Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios
la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar.
Son mi música mejor aquilones, el estrépito
y temblor de los cables sacudidos, del negro mar los bramidos y el rugir de mis cañones.
Y del trueno al son violento, y del viento al
rebramar, yo me duermo sosegado, arrullado por el mar.
Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios
la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar.
*
Gustavo Adolfo Bécquer
RIMAS
XVIII
Del salón en el ángulo oscuro, de su dueña
tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo, veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas, como el
pájaro duerme en las ramas, esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas!
¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio así duerme
en el fondo del alma, y una voz como Lázaro espera que le diga «Levántate y anda»!
*
XXI
Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Que
es poesía!, Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú.
*
Juan Ramón Jiménez
RIMAS
Aquella tarde, al decirle que me alejaba del
pueblo, me miró triste, muy triste, vagamente sonriendo.
Me dijo: ¿Por qué te vas? Le dije: Porque el silencio de
estos valles me amortaja como si estuviera muerto.
--¿Por qué te vas?-- He sentido que quiere gritar mi pecho, y
en estos valles callados voy a gritar y no puedo.
Y me dijo: ¿Adónde vas? Y le dije: A donde el cielo esté
más alto y no brillen sobre mí tantos luceros.
La pobre hundió su mirada allá en los valles desiertos y se
quedó muda y triste, vagamente sonriendo.
*
POESIA
Vino, primero, pura, vestida de inocencia. Y
la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo de no sé qué ropajes. Y la fui odiando, sin saberlo. Llegó a ser
una reina, fastuosa de tesoros... ¡Qué iracunda de yel y sin sentido!
...Mas se fue desnudando. Y yo le sonreía.
Se
quedó con la túnica de su inocencia antigua. Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica, y apareción desnuda
toda... ¡Oh pasión de mi vida, poesía desnuda, mía para siempre!
*
Federico García Lorca
LA CASADA INFIEL
Y que yo me la lleve al río creyendo que era
mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron
los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El
almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos Sin luz de plata
en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo
su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quité la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo el cinturón con
revólver Ella sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran
con ese brillo. Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos
de frío. Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montado en potra de nácar sin bridas y sin estribos. No
quiero decir, por hombre, las cosas que ella me dijo. La luz del entendimiento me hace ser muy comedido. Sucia
de besos y arena, yo me la lleve del río. Con el aire se batían las espadas de los lirios.
Me porté como quien soy. Como un gitano legítimo. La
regalé un costurero grande de raso pajizo, y no quise enamorarme porque teniendo marido me dijo que era mozuela cuando
la llevaba al río.
*
Antonio Machado
YO VOY SOÑANDO CAMINOS
|
¡ Yo voy soñando caminos de la tarde ! ¡ Las
colinas doradas,los verdes pinos, las polvorientas encinas ...! ¿A dónde el camino irá? Yo voy cantando,viajero, a
lo largo del sendero... - ¡ la tarde cayendo está ! - "En el corazón tenía la espina de una pasión; logré arrancármela
un día: ya no siento el corazón." Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombrío, meditando. Suena el viento en
los álamos del río. La tarde más se oscurece, y el camino que serpea y débilmente blanquea, se enturbia y desaparece. Mi
cantar vuelve a plañir: "Aguda espina dorada, ¡ quién te pudiera sentir en el corazón clavada ! "
*
Miguel Hernández
TODO ERA AZUL
Todo era azul delante de aquellos ojos y era verde
hasta lo entrañable, dorado hasta muy lejos. Porque el color hallaba su encarnación primera dentro de aquellos ojos
de frágiles reflejos.
Ojos nacientes: luces en una doble esfera. Todo radiaba en torno como un solar de espejos. Vivificar
las cosas para la primavera poder fue de unos ojos que nunca han sido viejos.
Se los devoran. ¿Sabes? No soy feliz.
No hay goce como sentir aquella mirada inundadora. Cuando se me alejaba, me despedí del día.
La claridad brotaba
de su directo roce, pero los devoraron. Y están brotando ahora penumbras como el pardo rubor de la agonía.
*
Jorge Luis Borges
LO
PERDIDO
¿Dónde estará mi vida, la que pudo haber sido
y no fue, la venturosa o la de triste horror, esa otra cosa que pudo ser la espada o el escudo
y que no fue? ¿Dónde estará el perdido antepasado
persa o el noruego, dónde el azar de no quedarme ciego, dónde el ancla y el mar, dónde el olvido
de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura noche
que al rudo labrador confía el iletrado y laborioso día,
según lo quiere la literatura? Pienso también
en esa compañera que me esperaba, y que tal vez me espera.
*
EL REMORDIMIENTO
He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para
la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del
arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.
*
Alejandra Pizarnik |
LA ULTIMA INOCENCIA
Partir en cuerpo y alma partir.
Partir deshacerse de las miradas piedras opresoras que duermen en la garganta.
He de partir no más inercia bajo el sol no más sangre anonadada no más fila para
morir.
He de partir Pero arremete ¡viajera!
*
Juan Gelman
ESTA NEGRA LA MADERA DE TU CASA
Está negra la madera de tu casa y el verde de tus plantas brilla como lustrado a
mano / te debe haber llovido mucha ausencia / debe haberte apagado los fuegos que encendías para leer tus pechos
/ para saber quién anda por ahí / en el verano de tu rigidez empujada / ¿qué sería la muerte sin la lluvia / su
ciencia de humo y claridad? / temblabas como un cafetín / pasaban tangos de Gardel y toros ya suavísimos / tus piernas
ardían al lado de los ángeles y volaban cenizas del secreto cremado / ¿cómo es posible el horror de saber? / ¡dale
/ viento! / ¡raspá la música que hace diamantes en cada esquina de la sonreidora! / ¡la música que separa los nacimientos
de los espantapájaros! ¡los espantapájaros verdaderos! / ¡que me conocen y no son yo! / vos / que sabés hacer cuchillos con
un instante del amor / cantá / sentada en los panes que horneo y nunca comeré / ¡cantá / para que corra la mañana y
se subleven los canarios que lloran ocultamente! /
*
Mario Benedetti
UNA MUJER DESNUDA Y EN LO OSCURO
Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.
Olga Orozco
ESFINGES SUELEN SER
Una mano, dos manos. Nada más. Todavía me duelen las manos
que me faltan, esas que se quedaron adheridas a la barca fantasma que me trajo y sacuden la costa con golpes de tambor, con
puñados de arena contra el agua de migraciones y nostalgias. Son manos transparentes que deslizan el mundo debajo de mis
pies, que vienen y se van. Pero estas que prolongan mi espesa anatomía más allá de cualquier posible hoguera, un
poco más acá de cualquier imposible paraíso, no son manos que sirvan para entreabrir las sombras, para quitar los velos
y volver a cerrar. Yo no entiendo estas manos. Sí, demasiado próximas, demasiado distantes, ajenas como mi propio
vuelo acorralado adentro de otra piel, como el insomnio de alguien que huye inalcanzable por mis dedos. A veces las
encuentro casi a punto de ocultarme de mí o de apostar el resto en favor de otro cuerpo, de otro falso plumaje que conspira
con la noche y el sol. Me inquietan estas manos que juegan al misterio y al azar. Cambian mis alimentos por regueros
de hormigas, buscan una sortija en el desierto, transforman la inocencia en un cuchillo, perseveran absortas como
valvas en la malicia y el error. Cuando las miro pliegan y despliegan abanicos furtivos, una visión errante que se pierde
entre plumas, entre alas de saqueo, mientras ellas se siguen, se persiguen, crecen hasta cubrir la inmensidad o reducen
a polvo el cuenco de mis días. Son como dos esfinges que tejen mi condena con la mitad del crimen, con la mitad de la
misericordia. ¡Y esa expresión de peces atrapados, de pájaros ansiosos, de impasibles harpías con que asisten a su
propio ritual! Esta es la ceremonia del contagio y la peste hasta la idolatría. Una caricia basta para multiplicar esas
semillas negras que propagan la lepra, esas fosforescencias que propagan la seda y el ardor, esos hilos errantes que
propagan el naufragio y la sed. ¡Y esa brasa incesante que deslizan de la una a la otra como un secreto al rojo, como
una llama que quema demasiado! Me pregunto, me digo qué trampa están urdiendo desde mi porvenir estas dos manos. Y
sin embargo son las mismas manos. Nada más que dos manos extrañamente iguales a dos manos en su oficio de manos, desde
el principio hasta el final.
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